EL DEPORTE EN EL IMPACTO AMBIENTAL

EL DEPORTE Y EL MEDIO AMBIENTE

DEPRTE
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Aunque, por lo general, el deporte no es una causa grave de contaminación, su impacto acumulativo es importante y puede incluir pesticidas, erosión, generación de basura y pérdida de hábitat. Por consiguiente, hay que minimizar siempre el impacto negativo del deporte en el medio ambiente.

También es importante para el deporte que se realice de forma medioambientalmente sostenible, puesto que el deterioro de las condiciones medioambientales reduce la salud, el bienestar y la calidad de vida de los individuos y las comunidades así como sus niveles de actividad física.

Factores tales como los contaminantes del agua, del aire o del suelo y la radiación ultravioleta impactan negativamente en la capacidad y la buena voluntad de las personas para participar en actividades deportivas. A la inversa, un medio ambiente más limpio invita a las personas a conectarse más con el entorno natural y a ser más activos físicamente.

La participación en actividades deportivas también exige la disposición de lugares apropiados, seguros y limpios para practicarlas, tanto si se trata de instalaciones específicas como de parques o espacios abiertos. Por lo tanto el potenciar al máximo la participación en actividades deportivas exige la creación de un entorno limpio, adecuado y sostenible.

El vínculo inherente entre un entorno limpio y la participación en actividades deportivas es parte de lo que hace del deporte una herramienta poderosa para transmitir mensajes medioambientales y para fomentar acciones para limpiar el entorno.

El vínculo entre el deporte y la sostenibilidad es cada vez más estrecho, no solo por el hecho de que muchas veces estas prácticas se realizan al aire libre sino porque la preocupación por la sostenibilidad se ha globalizado debido al cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y la escasez de recursos naturales, requiriendo un compromiso tanto a nivel individual como colectivo.


 



El impacto medioambiental de los eventos deportivos


Los alpinistas llevan mucho tiempo denunciándolo y ahora los últimos datos del Gobierno nepalí les dan la razón: la masificación del Everest ha convertido al mayor de los 14 ochomiles en el  vertedero más alto del mundo. Lejos del Everest, los grandes eventos deportivos —como los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol— dejan una huella profunda en el entorno difícil de borrar con la casi siempre apresurada construcción de infraestructuras —estadios, pabellones, complejos, etc.— y el impacto ambiental de los espectadores. El 85 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de un evento deportivo como una Eurocopa se debe al desplazamiento y alojamiento de millones de personas. Esto representa alrededor de 1,6 millones de toneladas de CO2 (equivalente a las emisiones anuales de medio millón de hogares). Como dato, se calcula que el 90 % de la huella de carbono de Roland Garros proviene del desplazamiento de los espectadores que asisten al torneo.

Aunque precisamente la preocupación por la sostenibilidad en el deporte comienza a dar sus frutos y los Juegos Olímpicos de París 2024 tienen como objetivo que el 95 % de las infraestructuras que utilicen sean ya existentes o temporales para evitar grandes construcciones que luego quedan en desuso. Además, como mostraron en su candidatura, pretenden reducir a la mitad las emisiones producidas por los Juegos y compensar dichas emisiones.

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